Dijo Magdalena Ruiz Guiñazú en Radio Continental: “Me gustó mucho la puesta de Ana D’Anna, tan original, tan sencilla y al mismo tiempo muy contundente en una ópera que es un clásico (…) me gustaron los cantantes en general pero particularmente Laura Cáceres como la gitana Azucena. Todo esto visto con un ojo inteligente como el de Ana D’Anna. Cuenta con el vestuario adecuado de Ponchi Morpurgo que varía constantemente (…)”.
Dijo La Nación: “La versión que abrió la temporada de la asociación Juventus Lyrica tuvo su fuerte, justamente, en las voces. Entre ellas, brilló ya desde el principio la mezzo Laura Cáceres como Azucena; fue electrizante su "Stride la vampa!" y consiguió hasta el dúo de la última escena una perfecta aleación entre la ira y el dolor. (…) Sabrina Cicera llevó con solvencia el papel de Leonora; (…) Cicera tuvo una intimidad muy particular y conmovedora. No menos consistente fue el barítono Fabián Veloz como su bien delineado Conde de Luna. Manrico, por su lado, tuvo en el tenor Darío Sayegh un intérprete logrado (…) También se destacó Maximiano Michailovsky con su sólido y rítmico Ferrando. (…) El director Antonio María Russo logró también un desempeño homogéneo de la orquesta en el que se destacó la cuerda, con una sonoridad oscura muy en línea con la trama”. Por Pablo Gianera.
“(…) Ana D' Anna tuvo la inteligencia y creatividad para concebir una puesta donde el diseño espacial tuviera la simplicidad y al mismo tiempo la elocuencia para ilustrar, con una base fija elevada, los requerimientos de la obra. Fueron reproducidos todos los ambientes con algunos pocos elementos que sirvieron para definir e identificar los diferentes recintos. Ideología que también se aplicó en el vestuario. Probablemente este recurso pueda disminuir el impacto visual, pero gana en concentración, ya que toda la puesta se centró en la labor de los cantantes y no permitió la dispersión de la atención del espectador. Claro que contó con el aporte invalorable de una iluminación que se inspiró en valores cromáticos para elaborar climas dramáticos. (…) También acertó en la creación de diferentes planos para dar forma al ingreso de Leonora al convento. (…) Por otro lado hay que señalar el trabajo de Macarena Valenzuela y Laura Cáceres (…) para encarar corporalmente la carnadura de sus personajes. Sus emociones y pasiones quedaron expuestos en estas interpretaciones que demostraron valiosas capacidades actorales. La misma tendencia se notó en los coros masculino y femenino, que buscaron la naturalidad de sus movimientos y posiciones”. Por Susana Freire.
Dijo La Prensa: “En el plano escénico Ana D’Anna ofreció una versión en estilo y de clara comprensión contextual, con una preparación cuidadosa en lo actoral, apoyada en una escenografía sencilla y efectiva, y con el vestuario en carácter de Ponchi Morpurgo. Entre los cantantes resultó la joven soprano chilena (…) Macarena Valenzuela, un elemento de gran lucimiento, que alcanzó su mayor rendimiento en el acto final, cantando con bella voz (…) También la mezzosoprano Laura Cáceres mostró enjundia y vocalidad solvente como la gitana Azucena, (…) al igual que el barítono Fabián Veloz, de voz bien impostada, generoso caudal (…) el protagonista Dario Sayegh puso entrega y empeño en un rol de Manrico que es siempre emblemático (…) Completaron la plana de solistas el bajo Emiliano Bulacios, de buen timbre (…) El coro Juventus Lyrica exhibió la preparación del maestro Russo mostrándose altamente efectivo en su importante participación en esta ópera. Por Néstor Echevarría.
Dijo Clarín: “Muy Bueno. (…) Empezando por la soprano chilena Macarena Valenzuela en el rol de Leonora, por el barítono Fabián Veloz como el Conde de Luna, y por la más experimentada mezzo Laura Cáceres, como Azucena. (…) cumplen con eficacia el tenor Darío Sayegh como Manrico, que resistió con entereza a la temible stretta Di quella pira, como también el bajo-barítono Emiliano Bulacios como Ferrando, tan intenso y musical en esa estremecedora narración inaugural de una de las más hermosas y oscuras óperas de Verdi. (…) La interpretación de Antonio M. Russo fue convenientemente fluida y matizada”. Por Federico Monjeau.
Dijo Opera in the world: “El maestro Antonio María Russo dirigió la orquesta con auténtico espíritu verdiano y la misma le respondió en todo momento. Ana D’Anna optó por una puesta absolutamente minimalista (algo muchas veces muy bienvenido). Cambios rápidos y algunos momentos de belleza visual, acentuados sin dudas por la muy buena iluminación caracterizaron esta puesta. (..) La versión tiene un muy buen nivel vocal en general (…) Una muy buena apertura de temporada”. Por Alberto Leal.
Dijo Opera desde hoy: “La atractiva ópera de Verdi contó con buenas voces a cargo de los cuatro roles principales que alcanzaron un buen nivel, más allá de su disímil experiencia. Notable incluso en la soprano Sabrina Cirera que la tiene menor y debutó en la función del domingo. (…) el tenor Darío Sayegh sacó adelante al comprometido protagonista, con una emisión segura, buen color y volumen (…) El barítono Fabián Veloz cantó el Conde de Luna como si contara ¡con años de experiencia! siendo como es muy joven, con perfecta línea en las arias y preciso empuje rítmico en los pasajes rápidos, siempre notable. Algo parecido el rendimiento de (...) Laura Cáceres con una genuina voz de mediosoprano (...) En tanto que Ulíses Hánchen se destacó como Ruíz, bien Claudia Montagana y Juan Feico. La concertación y dirección de Antonio María Russo se convirtió en un aspecto positivo en el logro de esta versión con un excelente rendimiento asimismo del Coro. Mientras que la puesta en escena Ana D´Ana optó por el despojamiento y sobre todo una bien venida contención, en los demás aspectos no pasó desapercibida la iluminación con participación de Fernando Micucci”. Por Enrique Sirvén.